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Diciembre

Las luces por todos lados me confirman que llegó diciembre y aunque ahora las celebraciones se disparan desde septiembre, diciembre es diciembre.

 

En casa hicimos el árbol en noviembre para que guardar y sacar adornos tenga mayor sentido, este año mis hijos ya no ayudaron. Con la decoración arrancó la temporada navideña, a la cual aprendí a tener cariño en los años, Navidad tiene su encanto.

Los primeros días del mes pre fiestas, familiarmente nos reunimos  para planificar las actividades de este año.  Buscamos hacer cosas diferentes para que los que todavía son chiquitos disfruten más. Hicimos sorteos de amigo secreto, repartimos actividades, pusimos fechas, valores de regalos, dividimos los aportes y quedamos a punto.

 

A estas alturas estoy totalmente organizada y sí siento un alivio por eso. La organización me ha permitido vivir este mes como cualquier otro con la diferencia de que hay más eventos, no he podido asistir a todos porque no me han dado las fuerzas, diciembre es un mes cansado.

 

La lista de las cosas por comprar también me mantiene en vigilia de las sumas y restas para hacer que alcance. Las cenas navideñas que todavía no acaban se equilibran en algo con el gym. Las amistades reaparecen después de meses de ausencia y las novenas tienen script y actividad propia.

 

Diciembre es un mes donde se evidencian el amor y también la injusticia. El ambiente me hace más sensible amo y lloro mas. Mucha de la pobreza que pasa escondida por once meses sale a las calles, pide donaciones, espera colaboraciones. Nunca alcanza y siempre sobra, hay lugares donde la ayuda rebasa las expectativas hay otros donde no llega nada.

 

En general diciembre es el mes del año donde las personas tenemos el chip programado para dar y recibir, por eso debe ser tan especial, esa dualidad lo hace diferente y se replica.

 

También se producen excesos de regalos no valorados, de comida que entra al cuerpo y no sale fácil, de tráfico, de compromisos, de deudas, de alcohol, de estrés; en diciembre pareciera que en nombre del amor nos queremos poner al día de lo que no hicimos en el año.

 

Además existe el amor  más sencillo y medible, el que se siente,  el que no necesita regalos ni premios ni un mes especifico, cuyo resultado es el compartir una cena o un abrazo con los que se ama.

 

Como Cirene quisimos terminar este año con los animalekos, quisimos tener la oportunidad de dar una opción diferente de amor. A veces diciembre y sus muchas caras  nos  hacen olvidar de que van estas fechas, nos hacen creer que amar es obligatorio y no opcional. Vamos por el amor en libertad y tratamos de no olvidarlo. Cirene y su colección de diciembre son corrientazos de amor para volver al inicio y al calor de amar.

 

Esta Navidad me tomaré un chocolate caliente, les dedicaré tiempo a los que amo, evitaré el tráfico, comeré  delicioso y me haré un esquema de metas donde le seguiré apostando a mi emprendimiento a pesar de las grandes industrias, la estandarización y la moda.

 

Este será un año más para  creer que nuestro trabajo hecho de puro amor sí se siente.

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